martes, 6 de abril de 2010

La fecha esperada
Uno de los dias mas importantes de mi vida
Con todos los juguetes hay que celebrar el cumpleaños de Helen

Por: Adriana Bejarano

Cae la noche del 27 de marzo, me acuesto esperando con ansias la mañana siguiente, es un día muy importante para mí y debo hacer que sea muy especial para aquella bebé que se encuentra a mi lado aún dormida, bajo sus cobijas térmicas y con su pijamita de ositos. Es un ángel, mi adoración, mi vida, la estrellita que nació un viernes 28 de marzo a las 2 y 40 de la mañana.

Abro mis ojos, me siento un poco cansada, miro a mi princesa con gran asombro y pienso qué grande está, cómo está de hermosa, ¡hay dios! cómo pasa el tiempo, recuerdo cuando apenas empezaba a gatear y cuando empezó a pronunciar su primeras palabras, cuando me dijo: má…Bueno es hora de levantarme, el día es largo y hay mucho que hacer...Bombas, festones, sorpresas, y una gran piñata rodean la sala de mi casa, todo toma un ambiente muy acogedor, de niños, de fiesta, de alegría, y de pronto alguien llora; sí, es Helen mi hija. Se ha levantado y corre a mis brazos, y yo con gran alegría y con un vacío profundo que invade mi corazón, le digo: Feliz Cumpleaños hijita. Te amo...ella sonríe, me abraza y una pequeña y delicada lágrima cae sobre mi mejilla, es la emoción de esta fecha tan especial, la alegría de tenerla a mi lado y poder celebrarle su cumpleaños numero dos como se lo merece…

Llega la tarde y la casa se empieza a llenar de niños, señoras, señores y bebés. Son todos los invitados a la gran fiesta, con gran ánimo le cantamos el Happy Birthday, y esta niña, el motivo de la gran fiesta, con su pequeña y linda boquita apaga la vela. Todos aplauden, se escuchan risas, música y voces que dicen: "Helen Feliz Cumpleaños". La miro, me acerco a ella, la tomo de la mano y le doy un gran abrazo; siento que ella, al igual que yo, es feliz, lo veo en sus ojos, en su linda carita que sonríe y en sus mejillitas a las cuales se le hacen unos pequeños huequitos, que hacen que se vea más hermosa que nunca.

Muchos regalos y un poco de desorden quedó después de la gran celebración, pero lo mejor de todo es que aquella bebé fue la princesa de la fiesta, sonrió, jugó, cantó, aplaudió y logré que la pasara muy feliz…Este día termina y me acuesto con gran satisfacción, y a Dios le doy gracias por habérmela regalado y por haberme dado la oportunidad d tenerla conmigo un año más de vida…

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